Hoy voy a hablaros un poco de un lugar especial para mi: A Serra do Cando. Especial, no porque sean las montañas mas atractivas del mundo, aunque su encanto tienen, ni porque sea un sitio de incalculable valor ecológico, que su valor tiene, si no porque allí habita una impresionante comunidad de caballos salvajes a los que llevo años fotografiando.
A Serra do Cando es una pequeña sierra situada entre las provincias de Pontevedra y Ourense y que forma parte de la dorsal gallega, una cadena montañosa que cruza el centro de Galicia de norte a sur, dividiendo la zona costera de la zona interior.
Las cimas mas altas de esta sierra se acercan a los mil metros y estan muy erosionadas, en los alrededores hay varias brañas y pequeños pinares, ademas de interesantes formaciones rocosas. Esta sierra forma parte de la Red Natura 2000 y está catalogada como LIC (Lugar de interés comunitario). Aunque sin duda, de primeras, lo que mas llama la atención es la presencia de decenas de aerogeneradores y de muchos kilometros de pistas de tierra.

Los caballos habitan mayormente las zonas altas, aunque algunos grupos tienen sus territorios en lugares mas bajos. Sin duda, los que mas he fotografiado son los que viven cerca de las cimas. Cada banda (unidad familiar) tiene su propio espacio, que es mas pequeño de lo cabría pensar, aunque, tampoco es extraño verlos fuera de él, es decir, tienen su territorio habitual, pero no es algo completamente rígido. Tambien es habitual ver a diferentes grupos entremezclados amistosamente.
En estos años, una de las cosas que me ha sorprendido del lugar es la diferencia tan extrema de circunstancias meteorológicas que puede uno experimentar entre el verano y el invierno. Cierto es que no deja de ser Galicia (asociada al clima suave), pero a pesar de estar de estar cerca del mar (30km en linea recta y perfectamente visible si el día está despejado) las nevadas no son una cosa tan extraña en invierno y en verano, la temperatura llega a ser tórrida. He estado allí en invierno a -2ºc entre la niebla, mientras caía una nevada y los caballos tenían las crines congeladas y he estado allí en verano a 42ºc, soportando el aire caliente cargado de polvo y de pequeñas partículas vegetales secas. Por no hablar de dias de helada y -5ºc.
Pensando como fotografo, hubo dos cosas que desde el principio tuve claro que debía utilizar a mi favor a la hora de fotografiar los caballos. Las circunstancias metereológicas a veces extremas (relativamente) en la zona y la luz.
Las luces de A Serra do cando merecen una mención especial. Con cerca de mil metros de altura y linea de vision directa con el mar, los atardeceres son espectaculares. Los últimos rayos del sol inciden casi horizontales bañando de luz calida y dando volumen a los sujetos de las fotografías.

Después de mas de cinco años, O Cando se ha convertido en un lugar talismán para mí, he pasado estupendos momentos allí, he crecido como fotógrafo e incluso como persona, he visto mucho y he aprendido mucho, es un lugar que me ha enriquecido y eso, no es poca cosa. Seguiré yendo y seguiré disfrutando. Para mi A Serra do Cando, siempre será el hogar de los caballos.
Os dejo con una pequeña galería del lugar:
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Fotógrafo de paisaje. Apasionado de los faros.